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Liquidación de gastos e ingresos de 2022

Os dejamos unas imágenes del resumen de la liquidación de ingresos y gastos del año 2022 y el discurso que realizamos en el pleno extraordinario de ayer analizando la cuenta de ese año.

Discurso en el pleno:

Llegó la hora de la cuenta de 2022. En el ticket van 16,6 millones, pero hay que sumar más de medio millón de euros de facturas que no se apuntaron en él. Entre lo que se anotó y lo que se dejó sin anotar, en 2022 la comida salió por 17,2 millones.

Y pagamos a medias. A finales de 2022 vivían en Cehegín 14.710 personas. Para no dar vueltas que pague el bebé, la niña, el padre y la abuela. Y la familia que pague junta que eche su propia cuenta.

17 millones entre 14.700 personas, tocamos a 1.169 €. Pero como esto incluye los recibos del agua y del servicio de recogida de basuras quitemos 1,8 millones de la cuenta, para valorar mejor la situación. Sin la bebida y el servicio en mesa, la comida salió a 1.047 € por persona.

Ahora echemos un vistazo al ticket, para ver qué nos han cobrado. Y sigamos viendo a cuánto tocamos de media, que hablar de millones marea, y mencionando el bolsillo de cada uno parece que la gente está más atenta.

De los 1.047 € por vecino, quitando el agua y la recogida de basuras, de aperitivo gastamos 343 € en servicios, bienes, obras,… un poco de todo. Luego es el turno de la comida principal, 466 € por persona destinado al gasto en personal.

Y hasta 1.047 faltan 238 euros, del postre. 238 euros que se destinaron a pagar los 3,5 millones de deudas y sentencias judiciales que hubo que asumir en 2022, herencia de los maestros pasteleros del pasado. 

Aunque bueno, al postre invitó la casa, pues esos pagos se refinanciaron con 3,8 millones de nuevos préstamos. Una invitación que acabará pagando quien tenga que comerse el pastel en el futuro, que al ritmo que llevamos veremos a ver cuántos son y a cuánto tocan.

Y resulta que cuando nos ponemos a contar las perras las cuentas no salen, faltan 750.000 €. Alguno que se habrá ido sin pagar. Pero no pasa nada, que hay confianza. En unos meses se paga lo que falta. Mientras tanto dejamos a los camareros sin cobrar y todo arreglado. Aunque cuidado, que arrastramos no se cuántos millones de púas y cada vez hay menos gente que se fía de nosotros.

Pero bueno, dejemos a un lado ese tema y sigamos hablando de la comida. Resumiendo, tocamos a 466 € en personal, 343 € en gastos varios y 238 € en deudas. El menú es cerrado, no te preguntan qué quieres comer. Son lentejas, y te las comas o no te las comas, las pagas. Las pagas con impuestos locales, y las pagas con impuestos nacionales, de los que una parte llegan al Ayuntamiento.

Es un buen plan, porque así no te enteras. Porque si el 1 de enero hubiera llamado a tu puerta un señor del Ayuntamiento para decirte que le tienes que dar 1.050 euros por cada persona que viva en la casa quizás las cosas serían de otra manera.

Y todo esto son datos objetivos, una descripción de la realidad. Ya es cuestión subjetiva, de cada uno, el valorar la calidad de la comida y del servicio. También si el menú le ha salido a cuenta. Sea por convicción, por resignación o por ignorancia, lo que está claro es que la mayoría lleva muchos años tragando con él y pidiendo repetir.

A nosotros en cambio no nos gustan muchas cosas, creemos que hay mucho que cambiar. Que hay que ponerle precios a la carta, para que todo el mundo sepa lo que cuesta cada plato. Que el menú no debe ser cerrado y quienes pagan deben poder elegir lo que quieren comer. Que podemos pagar a medias el plato de comida, pero con las copas cada uno tiene que pagar lo que se beba. Que no puede ser que los que encargaron la comida estén a un lado de la mesa comiendo gambas mientras al otro lado no han llegado ni las patatas ni las olivas. Y que si la cosa está jodida hay que pedir mejillones, no cigalas.

Creo que todos somos conscientes de que la situación económica del municipio es muy mala, con un mercado laboral cada vez más reducido que nos está llevando a perder población año tras año. Y la solución a ese problema no es gastar 600.000 € en planes de empleo, 164.000 € en promoción del turismo o 80.000 € en dinamización del comercio, como hicimos en 2022.

Pero es que la situación económica del Ayuntamiento es peor todavía. Teníamos y tenemos una deuda desmesurada, cuentas deficitarias y proveedores sin cobrar, situación que nos obligó a firmar Planes de Ajuste cuyo incumplimiento ha provocado que el Ministerio nos intervenga. Tan infantiles somos que para cerrar el menú hay que pedir permiso a papá. 

Y esto no es una tontería, tiene consecuencias. La principal, que no podamos tomar medidas serias que permitan atraer inversión al municipio, como bajar impuestos o mejorar nuestros polígonos.

Pero mientras no vengan a tirarnos de las orejas mejor aparentar. Todo va bien, que somos maravilla rural, la envidia de España. Todo el que se sienta en la alcaldía parece preferir el camino de vender una falsa imagen de bienestar y prosperidad al de explicar la situación económica que tenemos y los sacrificios que hay que hacer para revertirla.

Y muchas de estas apariencias no son gratis, cuestan perras. En 2022 el balance económico en Festejos dejó 431.000 € de pérdidas. En los servicios deportivos 443.000 €. Si al gasto en cultura le sumamos los asociados al museo, la biblioteca o la escuela de música sumamos 543.000 € de balance negativo.

Es decir, festejos, deporte y cultura, la Santísima Trinidad de los servicios públicos municipales, generaron pérdidas por valor de 1,4 millones de euros en 2022. 96 € por cabeza tuvo que poner cada vecino para hacerse cargo de ellas, usaran los servicios o los dejaran de usar. Porque es muy fácil hacer cosas gratis o subvencionar los precios con el dinero de otro, sobre todo si no hay que pedírselo.

Y no es cuestión de no gastar nada en estos ámbitos. Es cuestión de hacerlo con cabeza y de articular un modelo que sea justo, funcional y sostenible.

No estamos para tirar casi medio millón de euros en fiestas. Hay que gastar mucho menos y hay que aumentar los ingresos buscando que quienes las disfrutan sean quienes más aporten. 

No puede ser que mientras los gimnasios ganan dinero y los clubes deportivos mantienen sus cuentas saneadas la gestión pública de los servicios deportivos arroje 450.000 € de pérdidas cada año. Hay que externalizar estos servicios y dejarlos en manos de quienes sí saben gestionarlos. Y de forma paralela crear mecanismos para ayudar a quienes no puedan acceder a ellos, que eliminando esas pérdidas hay margen para ayudar a quien lo necesite.

Al igual que con las actividades y servicios culturales. Si hay que cobrar por entrar al museo, al teatro, a la exposición o a la charla hay que hacerlo, pues los gastos que no pagan los usuarios no desaparecen, los pagamos entre todos. Y quien no tenga recursos económicos y quiera ir a un acto cultural que vaya gratis, socializamos ese gasto sin ningún problema. Pero quién sí tenga recursos que pague lo que tenga que pagar.

Y podríamos hablar de muchas más cosas. De la necesidad de reestructurar a medio plazo la plantilla municipal, pues el gasto en personal, que en 2022 fue de 6,8 millones, es insostenible. De cómo recortar los 834.000 € que se anotaron en gastos de administración. O de los 80.000 € al mes que gastamos en energía e iluminación. 

Porque nosotros no estamos aquí solo para quejarnos. Estamos aquí para defender un modelo económico y político muy distinto al actual. Porque este no funciona. Y no lo digo yo, lo dicen estas cuentas y las de años anteriores. 

Y si alguno de ustedes opina lo contrario que me explique qué parte de los 17 millones gastados en 2022 han servido para afrontar los problemas estructurales que tiene Cehegín.