El pasado 3 de enero Maravillas Fernández, la candidata del PSOE a la alcaldía, publicaba un artículo en El Noroeste titulado ‘Cehegín merece mucho más‘, el cual compartían ella y el PSOE en redes sociales. Un artículo en el que no solo se pone emotiva apelando a esperanzas e ilusiones, también filosófica citando a Aristóteles y Rousseau, como ya hiciera en el último pleno. Nivelazo el suyo.
Cierra el artículo afirmando que ‘si así lo decide la ciudadanía en las próximas elecciones de mayo de 2023, ahí estaremos para demostrar que la política es el arte de lo posible, como dijo Aristóteles‘. Y apoya sus argumentos en que ‘Jan Jackes Rousseau afirmó que el verdadero fin de la política es hacer cómoda la existencia y felices a los pueblos‘. Jan Jackes Rousseau… ni siquiera ha sido capaz de buscar el nombre en Google.
Una cita que no sabemos muy bien de dónde sale, pero a la que queremos responder con unos fragmentos de Jean Jacques Rousseau, el primo suizo de Jan Jackes, por si os interesa aplicarlos a la situación política de la localidad. Y esto no es personal. Como dijimos en nuestro último vídeo no sois científicos… ni filósofos. Nosotros tampoco, pero tratamos a la gente con respeto, algo que ni unos ni otros venís demostrando.
Fragmentos de ‘Discurso sobre economía política’, del año 1755.
- Nada de todo lo anterior existe en la sociedad política, la cual, lejos de tener un interés natural en la felicidad de los particulares, busca con frecuencia el suyo propio en la miseria de éstos… En una palabra, son inevitables los abusos y funestas sus consecuencias en toda sociedad en la que el interés público y las leyes carecen por completo de fuerza natural y son continuamente atacadas por el interés personal y las pasiones del jefe y demás miembros.
- El principio de que los impuestos no pueden ser legítimamente implantados sin el consentimiento del pueblo o de sus representantes, ha sido reconocido generalmente por todos los filósofos y jurisconsultos que gozan de cierta reputación en materia de derecho político.
- Si el pueblo se gobernase a sí mismo y no hubiese intermediarios entre la administración del Estado y los ciudadanos, éstos se limitarían a pagar su cuota en cada ocasión proporcionalmente a las necesidades públicas y a las facultades de los particulares, de modo que, como nadie descuidará jamás la recuperación o el empleo de los mismos, no cabrá ni fraude ni abuso en su manejo; el Estado no se verá nunca sobrecargado de deudas ni el pueblo agobiado por los impuestos.
- La naturaleza ha creado multitud de buenos padres de familia, pero es dudoso que desde que el mundo existe, la sabiduría humana haya podido formar a diez hombres capaces de gobernar a sus semejantes.
- En fin, toda la habilidad de esos grandes políticos consiste en fascinar de tal modo a aquellos de quienes necesitan, que todos creen trabajar por su propio interés cuando en realidad trabajan por el de ellos. Digo el de ellos, en tanto y en cuanto el verdadero interés de los jefes consista en aniquilar al pueblo a fin de someterlo y arruinar su bien, asegurándose su posesión.