En 1991 Estonia se independizó de la URSS. Sin instituciones democráticas y afrontando una grave crisis económica sus políticos decidieron apostar por la tecnología y abrir una nueva etapa en el país. Por aquel entonces la mitad de la población no tenía línea telefónica en casa. Hoy Estonia es un país digital en el que prácticamente todos los servicios se realizan a través de Internet.
Votar, renovar documentos, crear una empresa, desarrollar trámites judiciales, consultar las notas de los hijos, adquirir medicamentos o consultar los impuestos que pagas. Desde pequeños los niños aprenden ciberseguridad, robótica y programación. El 87% de la población entre los 16 y los 74 años usa este sistema de gestión y en la biblioteca de cada pueblo se asiste a aquellas personas con problemas para hacerlo.
El papel ha desaparecido de las instituciones públicas, consiguiendo un ahorro del 2% del PIB en los gastos de administración. El personal público se ha reducido. La transparencia es total. La deuda pública está al 9% del PIB (en España al 98%) y el IRPF máximo al 21,3%, (en España al 43,5%). El transporte público es gratuito. Los servicios públicos funcionan sin colas ni esperas.
Nuevas tecnologías y pocos impuestos. Esta receta ha hecho de Estonia un modelo a seguir, la ha colocado en el mapa. Este es el camino, este es el espejo en el que se mira Gestiona Cehegín. No planteamos nada imposible, aquí tienes el ejemplo. Conoce cómo funciona la política y la sociedad de Estonia en este muy buen reportaje de Enviado Especial en la Sexta: