Acuerdan devolver a la CARM la subvención de 3.500.000 € del auditorio, que se decidió gastar en gasto corriente, para maquillar las cuentas públicas. Una deuda que no aparece reflejada en la documentación oficial, pero que tendremos que empezar a devolver en 2024. No explican de dónde saldrá el dinero para afrontarla.
Acuerdan pedir un préstamo de 3.600.000 € para refinanciar la deuda, por el que pagaremos más de 200.000 € de intereses. De ese total 825.000 € son facturas a proveedores de hace más de una década, 2.200.000 € de una sentencia que todos sabían que llegaría y 630.000 € del pago de préstamos que vencían a corto plazo.
Acuerdan pedir un préstamo de 232.000 € para pagar facturas a proveedores, por el que pagaremos 31.500 € de intereses. Facturas generadas esta legislatura, por este equipo de gobierno, de servicios que fueron contratados sin tener dinero para pagar. Para cobrar había que perdonar el cobro de intereses de demora.
Firman subir todos los impuestos y tasas durante la próxima década en función de la evolución del IPC, pues no hay dinero para mantener el gasto y pagar lo que se debe. Hablamos de una subida del 30% para final de la próxima legislatura, que impondrá el Ministerio si no ofrecemos otra alternativa.
Deciden regalar 200 lotes de vino a los trabajadores del Ayuntamiento para la Navidad del pasado año. El importe del regalo asciende a 1.911,80 €, a 9,56 € el lote. No hay dinero para pagar la factura, que se deja en un cajón y ni siquiera aparece recogida en presupuestos.
Y es en el pleno ordinario de noviembre de 2022, casi un año después, cuando se aprueba un reconocimiento extrajudicial de crédito para pagar esa factura. Durante esta legislatura los trabajadores públicos han visto incrementados sus ingresos un 9,18 %. Será que no les queda para comprar vino.
Un Ayuntamiento en quiebra, incapaz de asumir sus deudas pero que no deja de subvencionar, hacer obras y contratar personal. Unas decisiones económicas con las que están hipotecando el futuro del municipio, que nos van a costar 230.000 € en intereses y que pretenden afrontar subiéndote los impuestos, porque no les queda otra.
Y mientras tanto nuestros dirigentes invitan a vino… encima yéndose sin pagar. Mucho vino hace falta para tragarse el cuento.