‘Tanta paz lleves, como descanso dejes’, comentaba José Antonio Zafra como reacción a la despedida de Jerónimo Moya. La política es lucha, conflicto… de ideas, de modelos de sociedad. Algo que en ocasiones olvidamos, pues la política modifica nuestras vidas, quizás hasta el punto de hacer inevitable esa ojeriza personal contra el otro.
El proyecto político que nosotros defendemos es frontalmente opuesto al del resto de formaciones políticas. Un modelo liberal que pretende afrontar cuanto antes los problemas financieros del Ayuntamiento, para así poder reactivar la economía y articular un nuevo modelo político bajo el control de los vecinos y colectivos de la localidad.
El resto de formaciones son nuestras enemigas, pues creemos que el modelo económico y político que defienden es perjudicial para Cehegín. Entrar en política es una declaración de guerra, no vamos buscando amigos. Y con independencia de las armas o el número de soldados, quien sabe por qué lucha, quien tiene claro qué defiende, es un enemigo peligroso.
En esa lucha hay quien no necesita principios, con una bandera coloreada y unas pocas letras les basta. ¡Pero desdichado aquellos que los tengan, los manifiesten y los pierdan por el camino! La incoherencia se paga cara, y no por un sesudo análisis comparativo. Es mucho más sencillo. Dale un susto a un niño pequeño. Si es temeroso, con solo uno perderás su confianza.
Esos principios son la ideología. Y la ideología no puede ser ‘ser ceheginero’. Puedes no ser ‘de derechas ni de izquierdas’, eso sí, pues la política es mucho más amplia que esa falaz dicotomía sostenida por los dos partidos mayoritarios. Pero algo tienes que ser. Y esconderlo no es bueno, esconderlo genera desconfianza.
Tampoco se puede ir cambiando de enemigo cada cuatro años, a lo 1984. O ir como Gila, llamando para parar la guerra. Existen objetivos comunes, en un pueblo muchos. Y pueden surgir acuerdos puntuales para lograr que avance el frente, eso es bueno. Pero confraternizar con el enemigo es un error. Volverán las hostilidades… y te tendrán más cerca.
Porque sí, todos queremos ‘mejorar y hacer crecer a nuestro pueblo’, como decía Jero en su escrito. El problema es que ‘lo mejor’ cambia según con quien hables. Además, el ‘crecimiento’ es vectorial, hay que determinar módulo, dirección y sentido. ¡Y hasta los números se pueden moldear! Dos y dos unas veces son cuatro, otras veintidós… y otras son cinco y te la hincan.
Y en esa búsqueda de lo mejor la pluralidad política es necesaria, pues las mejores soluciones surgen de la crítica, del ensayo y del error. Y desde la oposición, sobre todo en sus comienzos, Jero hizo una labor crítica muy beneficiosa para Cehegín. Desde el gobierno, a nuestro parecer, ensayó y se equivocó. Seguro que con la mejor de las intenciones.
Pese a estar en guerra, y como hemos hecho en otras ocasiones, hoy toca reconocer la valía de Jero como soldado, pues la lucha es dura y sabemos lo que se sufre. Durante estos años hemos batallado mucho, no toca entrar en detalles. Y si en la contienda se nos escapó algún disparo que doliera en lo personal no fue intencionado, te pedimos disculpas.
Como cehegineros y más allá de colores e ideologías, aquí sí, muchas gracias Jero por tu dedicación política durante estos años.